La actividad, se llevó a cabo en las dependencias del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA – Intihuasi, donde los más de 80asistentes pudieron conocer los beneficios e impactos de las macroalgas en la agricultura, además de dialogar con los expositores acerca de la viabilidad del proyecto y de los aportes que tendría para el medio ambiente.
“Creo que todo lo que indique o sea direccionado al desarrollo de la educación ambiental en general, es positivo. Si tenemos recursos que se pueden utilizar para ir descontaminando a menor costo y produciendo, además, un impacto en el desarrollo productivo agrícola, siempre va a ser bueno”, indicó Carlos Martínez, profesor de enseñanza básica y asistente al seminario.
Alejandra Gallegos, Encargada de Transferencia y Gestión del proyecto, señaló que “el proyecto fue beneficioso para la comunidad de pescadores y agricultores con los que trabajamos, dado que se cumplieron los objetivos, es decir, obtuvimos la bandeja de almácigos y el mando protector biodegradable con un 60% de algas, especies que prácticamente son un desecho en las playas, por lo tanto, pudimos reutilizar este elemento para hacer insumos para la agricultura y así poder contribuir con la disminución del plástico”.
Para la representante macrozonal de FIA en Atacama y Coquimbo, Francisca Martínez, esta iniciativa ayudó a sentar las bases de lo que puede ser el desarrollo de insumos sustentables para la agricultura a partir de productos algales, “lo que vendría ahora es lograr explorar la generación de estos productos agrícolas a base de macroalgas, de manera competitiva y con orientación al mercado, de manera que logren ser competitivos y así poder incrementar la rentabilidad de los cultivos hortícolas, que fue su objetivo principal de manera que sea sustentable y sostenible en el tiempo”.
Si bien esto aún no está listo para el comercio, Carolina Vega, Bióloga Marina, Encargada de Beneficiarios y Analista de Datos Estadísticos del proyecto agregó que “esto es un piloto, pero se hicieron transferencias tecnológicas a empresas para que puedan desarrollarlo, entonces ya está casi en la etapa comercializable, faltando ajustar algunas cosas para disminuir los costos que tienen que ver con la fabricación”.
También se trabajó en las comunas de Río Hurtado, Ovalle y Coquimbo, donde a través de talleres, agricultores, algueros y estudiantes pudieron conocer las etapas y los avances, así como también las propiedades y beneficios de las macroalgas. Estas instancias permitieron la generación de un vínculo entre la costa y la montaña.
El respaldo a la iniciativa
“Estoy muy contenta con esta iniciativa, porque he participado en varias actividades y se ha logrado el objetivo. Cuando nosotros escuchamos que el alga podría utilizarse en distintas áreas, como, por ejemplo, en la agricultura o en la comida, nos alegramos, porque así se le da un uso al producto y no termina en el vertedero”, dijo Celia Tapia, administradora de la cooperativa Isla Gracilaria.
Gabriel Díaz, de Río Hurtado, agricultor y participante del seminario expresó que “Los chilenos tenemos la mala costumbre de exportar nuestras materias primas y luego comprar los productos manufacturados al precio del mercado internacional. El plástico jamás va a desaparecer, pero disminuirlo a través de empresas manufactureras que hagan de las algas un producto viable en cualquier tipo de actividad, es de suma importancia”.
La iniciativa permitió mejorar el emprendimiento, en especial, a los algueros de las playas Changa y La Herradura, además de optimizar los procesos de tecnologías en cuanto a la alfabetización digital. Hasta el momento, las algas no tienen un valor comercial en el país, a excepción del “pelillo”, que por lo demás, se extraen cantidades muy pequeñas. Por esto, la invitación esa utilizar aquellas macroalgas que, en su mayoría, se encuentran varadas en las costas de Chile.
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